El cese al fuego unilateral y las consecuencias de negociar en medio del conflicto

A FONDO: Los diálogos entre Gobierno de Colombia y FARC se vienen realizando en medio del conflicto. La decisión sirve como vía de escape para la presión que tiene que afrontar el Gobierno, pero también conlleva consecuencias que pueden perjudicar el proceso

Juliana Ospina Serna

Instalación de la mesa de diálogos en Oslo, Noruega.
Foto: Archivo Rcnradio.com

El gobierno de Juan Manuel Santos se la está jugando por la paz, pero no de manera indefinida. En efecto, espera que las negociaciones iniciadas formalmente con las FARC el 19 de noviembre del 2012 tengan una duración de ocho a máximo doce meses, esto, en parte, debido a la constante presión que ha tenido que enfrentar desde que tomó la decisión de buscar un acercamiento de paz con las FARC.»

Dados los precedentes de otras negociaciones realizadas con este grupo guerrillero, el gobierno de Santos busca llegar a un acuerdo antes de que inicie la campaña electoral a finales del 2013. A lo anterior se suma la presión política generada por la oposición – liderada por el expresidente Álvaro Uribe – que argumenta el menoscabo que las decisiones del gobierno de Santos han causado a la seguridad y el orden público.

Estos diálogos surgen en medio del deterioro del orden público y las condiciones de seguridad en algunas áreas del país, dinámica que

Famosa imagen de la "Silla Vacía" de Tirofijo en el marco de los diálogos de paz entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC en el Caguán. Foto: Archivo El Colombiano
Famosa imagen de la «Silla Vacía» de Tirofijo en el marco de los diálogos de paz entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC en el Caguán. Foto: Archivo El Colombiano

se estima continuará a corto y mediano plazo. Respecto al cese al fuego unilateral anunciado por las FARC el 20 de noviembre de 2012 y que terminó el pasado 20 de enero, es posible afirmar que fue un cese al fuego en cierta forma “parcial”, pues se presentaron algunas acciones armadas contra la Fuerza Pública y la población civil, especialmente en el sur del país y las regiones de la frontera con Venezuela.

Frente a este tema hay posiciones encontradas: algunos analistas, como Alfredo Rangel, afirman que este cese al fuego no fue más que una estrategia para adquirir legitimidad y recuperarse de la mala imagen generada con algunas declaraciones pronunciadas al inicio del proceso por voceros del grupo guerrillero; además se argumenta que durante la tregua las FARC se fortalecieron militarmente para, al final de la misma, llevar a cabo una violenta arremetida contra infraestructura y Fuerza Pública (Rangel, 2013). Otros analistas como León Valencia, afirman que a pesar de los episodios que se presentaron durante la tregua, el cese al fuego unilateral se cumplió en un porcentaje importante – habla de un 80 por ciento – y que las acciones bélicas de las FARC disminuyeron considerablemente durante este periodo (Valencia, 2013).

Adicionalmente, los acontecimientos de las últimas semanas, han puesto en la cuerda floja las negociaciones de paz en La Habana. Finalizado el cese al fuego unilateral, se han presentado sucesos violentos por parte de las FARC, tales como el secuestro de dos policías en el municipio de Pradera – Valle del Cauca, el secuestro de tres ingenieros que hacen parte de una compañía petrolera en el municipio de Piamonte – Cauca, además de la muerte de cuatro soldados y el secuestro de uno más en combates con las FARC en el municipio de Policarpa – Nariño. Este evidente deterioro del orden público ha generado una fuerte crisis en la mesa de negociación, además de darle un arma de ataque a la oposición – y en general a los sectores más críticos del proceso de paz –, quienes argumentan el fracaso de esta iniciativa del presidente Juan Manuel Santos.

Posibles Escenarios

Las acciones armadas que se presentaron durante la tregua y al final de la misma podrían interpretarse como una división al interior de las FARC, como la actuación de facciones de este grupo que no apoyan las negociaciones y que, en el caso de un eventual acuerdo de paz, no participarían de lo pactado en el mismo. Teniendo en cuenta lo anterior, uno de los posibles escenarios que surgiría como

Victor González y Cristian Yate, policías secuestrados por las FARC en Pradera, Valle del CaucaFoto: Archivo El Tiempo
Victor González y Cristian Yate, policías secuestrados por las FARC en Pradera, Valle del Cauca. Foto: Archivo El Tiempo

resultado de este proceso de paz sería que, aunque se diera un acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno nacional, éste no derivará en el fin al conflicto armado. Se puede llegar a esta conclusión al observar la división al interior de este grupo guerrillero entre el brazo político y el brazo militar involucrado en el tráfico de drogas, lo que puede implicar que algunas facciones de las FARC no entren en el proceso de desmovilización y desarme, sino que por el contrario generen episodios constantes de violencia al disputarse el territorio y el negocio altamente lucrativo del narcotráfico.

Asimismo, es posible visualizar otro escenario: el rompimiento de las negociaciones en La Habana. En efecto, el gobierno de Juan Manuel Santos está exigiendo mayor seriedad y compromiso por parte de la FARC respecto a los diálogos de paz. Por su parte, la opinión pública colombiana – intolerante e indignada frente al tema del secuestro, después de años de ver policías, soldados y políticos encadenados en poder de las FARC – condena con ahínco que este grupo guerrillero esté realizando actos atroces de este tipo en el marco de las negociaciones. Así pues, el proceso de paz con las FARC ha ido perdiendo credibilidad, y la creciente presión de la opinión pública y de la oposición tiene al gobierno en una difícil posición.

Sin embargo, a pesar de haber afirmado que los secuestrados no eran tales sino prisioneros de guerra, las FARC han anunciado en las últimas horas la liberación de los dos policías y el soldado secuestrados, lo cual podría interpretarse como una respuesta ante la reacción que tales secuestros desataron en la opinión pública (El Tiempo, 2013; El Espectador, 2013). Cabe la posibilidad de que este grupo haya comprendido que secuestrar – tanto a soldados como a civiles – es una acción errada y poco estratégica, pues el pueblo colombiano no está dispuesto a perdonarles una sola persona más privada de su libertad.

Dado lo anterior, es cada vez más complejo vislumbrar lo que será el futuro de este proceso de paz. Habrá que ver cómo evolucionan los diálogos en las próximas semanas en La Habana y de qué manera se logra atenuar la brecha entre gobierno y FARC.

PARA MÁS INFORMACIÓN:  

EL ESPECTADOR (2013) Santos entrega instrucciones para liberación de secuestrados [en línea]
http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-402641-santos-entrega-instrucciones-liberacion-de-secuestrados

EL TIEMPO (2013) La promesa de las FARC de liberar a los uniformados secuestrados [en línea]
http://www.eltiempo.com/justicia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12573640.html

RANGEL Alfredo (2013) “Sin tregua, más violencia” en Revista Semana [en línea]  http://www.semana.com/opinion/articulo/sin-tregua-mas-violencia/330008-3

VALENCIA Léon (2013) “Para qué sirvió la tregua” en Revista Semana [en línea]  http://www.semana.com/opinion/articulo/para-que-sirvio-tregua/330030-3

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