CONFLICTO Y PAZ: «Víctimas», ese es uno de los cinco puntos sobre los que se quiere llegar a un acuerdo en la mesa de negociación entre el Gobierno colombiano y las FARC. Sin embargo, ¿hay voluntad de verdad y reparación por parte de la guerrilla?

La postura de las FARC ante las víctimas ha puesto en cuestión la voluntad de verdad y reparación por parte del grupo guerrillero. La negación de sus víctimas al afirmar que no han “cometido crímenes contra el pueblo”[1] y al posicionarse no como victimarios sino como víctimas de la inequidad y la desigualdad de la sociedad colombiana, que ejercieron simplemente el derecho universal a la rebelión, muestra una clara falta de compromiso para con las víctimas de un conflicto armado que lleva desangrando el país más de cincuenta años.
Aunque el surgimiento de las FARC, como ya se ha mencionado, se dé en un contexto álgido de violencia política en Colombia, producto de la creciente inequidad y la exclusión política (Rangel, 2003), a lo largo del conflicto armado este grupo que comienza como autodefensas campesinas que buscaban reivindicar los intereses del campesinado colombiano, se ha transformado en una estructura armada que ha incurrido en acciones criminales atroces, que ha cometido violaciones contra la población civil y ha arremetido contra los preceptos del derecho internacional humanitario – algunos ejemplos son los secuestros, el reclutamiento forzado de menores, los ataques indiscriminados contra la población civil, el desplazamiento forzado, entre otros – los cuales reglamentan el comportamiento de los actores armados en el marco de un conflicto como el colombiano.
El tema de las víctimas aún no ha sido abordado formalmente en la mesa de negociación, y se espera entonces que la posición de las FARC ante el tema sea diferente, pues sería absurdo asumir que este grupo está exento de responder a sus víctimas, que es posible alcanzar un acuerdo de paz real y duradero sin reparar integralmente a las mismas y sin la consecución del perdón que una nación tan herida como la colombiana necesita.
Esperemos pues que Antonio Caballero se haya equivocado al decir en una de sus columnas el año pasado, en lo que concierne a este pilar de la negociación, que “[este punto], el de las víctimas, es eterno, y al respecto todo acuerdo será siempre insatisfactorio, y toda protesta contra su insatisfactoriedad será inútil, y de antemano sabida inútil: un retórico brindis al sol”, porque de ser así, ¿es posible pensar entonces en el fin del conflicto, o los colombianos estamos condenados a seguir viviendo en una espiral de violencia?
PARA MÁS INFORMACIÓN:
CABALLERO Antonio (2012) Participación Política, en Revista Semana [en línea] http://www.semana.com/opinion/articulo/participacion-politica/264786-3
EL TIEMPO (2012) ‘Nos queda difícil que Congreso nos elabore un marco jurídico’: Farc, [en línea]
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12314590.html#panel-3
RANGEL Alfredo (2003 [2001]) Guerra Insurgente. Intermedio Editores, Bogotá.
[1]. “Ante el inicio de las conversaciones, ‘Julián Santrich’ dijo que «no estamos negociando los intereses del pueblo», sino «dialogando». Y reiteró: «Nosotros no hemos cometido crímenes contra el pueblo», mientras que ‘Márquez’ agregó: «Somos la respuesta a la violencia terrorista del Estado». (EL TIEMPO, 2012)
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