Sara Díaz Chapado
OPINIÓN: Treinta y dos años después del fallido intento de Golpe de Estado por parte de un grupo de militares y guardias civiles nostálgicos del franquismo, la sociedad española sale a la calle a denunciar otro golpe de estado: esta vez el de los mercados.
Cientos de miles de personas salieron este fin de semana en las principales ciudades españolas para aunar todas las reivindicaciones sectoriales en una sola: el deseo de democracia.
La democracia que reivindican las más de 300 organizaciones y movimientos que convocaban la manifestación del 23F, no es la procedimental ni la liberal representativa; es algo mucho más sustantivo que se aproxima a la concepción de Charles Tilly, esto es, entender la democracia como un proceso dinámico, basado en la deliberación, la participación, el autogobierno y no como un procedimiento formal.
La crisis económica y su gestión, la privatización de la sanidad y la educación pública, la corrupción, los recortes, las políticas de austeridad, los rescates a los bancos… afectan profundamente a las condiciones materiales de vida de la población que se movilizó en España en torno a diferentes mareas que confluían con un objetivo: denunciar la incompatibilidad existente entre la democracia y el sistema económico capitalista.
Estas manifestaciones vienen produciéndose con regularidad desde el 15 de Mayo de 2011. En esta ocasión existe, sin embargo, dos aspectos relativamente novedosos: la fecha de convocatoria, con el simbolismo que tiene el recordar aquellos años de la Transición, y La Marea Tricolor.
Aunque las movilizaciones en torno a la causa republicana nunca han sido desde el 78 especialmente masivas, (aunque si periódicas), en el ciclo de movilización que vivimos en la actualidad la Corona no se salva, al igual que otras instituciones, de la crítica y el cuestionamiento por parte de la sociedad. El reciente caso Nóos está desprestigiando sobre manera la Casa Real, y el republicanismo resurge con fuerza, reivindicando lo que el resto de las mareas ciudadanas: La democracia como proyecto emancipatorio, como instrumento de los desprotegidos frente a los privilegiados.
La crisis social e institucional se agravan y el sistema se defiende en forma de antidisturbio. La jornada terminó con varios contenedores quemados, 45 detenidos (9 de ellos menores) y 40 heridos leves. Gobierno y medios de comunicación afines centran la atención en esta cuestión obviando el problema social de fondo, comparándolo incluso con aquel golpe de estado de 1981. Las declaraciones de algunos cargos públicos como Salvador Victoria llegan a parecer nostalgias de estos tiempos pasados, mientras tanto desatienden esa voz de la ciudadanía que sostiene la democracia, como el propio Tilly decía, “la democracia es el resultado de las luchas sociales, es la lucha popular quien la sostiene, y no las ideas de los gobernantes.”
La democratización tiene lugar cuando se da un proceso de igualdad política, de participación política que integra a toda la sociedad, esto reclamaba este fin de semana la marea ciudadana: La democracia que tanto en el 36, en el 81 y como hoy, se nos intenta arrebatar.
Deja una respuesta