ENTREVISTA: La crisis en España parece infinita. Entramos en el sexto año de recesión y durante este tiempo los casos de corrupción han sido una constante. En la economía de la reputación, la buena percepción es básica para producir comportamientos favorables y atraer la inversión. Por ese motivo, POLÍTICA CRÍTICA quiere saber cómo perciben los inversores a la España en crisis y qué efectos tienen los escándalos de corrupción en la economía. Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Independientes (AFI) y catedrático de Economía de la Empresa en la Universidad Autónoma de Madrid, es el encargado de hacer una radiografía de la situación económica de España y de explicarnos propuestas para detener el decrecimiento e iniciar la recuperación.
Entrevista: Balma Costa
Balma Costa: ¿El mes de febrero ha puesto punto y final a la calma con la que la economía española terminó 2012 y empezó el nuevo año?
Emilio Ontiveros: Sí. Hay que tener en cuenta que la mejora en las condiciones financieras de riesgo que había experimentado

España tenía que ver con el aviso del Banco Central Europeo (BCE) y su disposición a apoyar al Gobierno para reducir la inestabilidad en los mercados de bonos. Yo creo que ha sido en mayor medida el alejamiento de este escenario de solicitud de ayuda que la inestabilidad generada por los episodios de corrupción, aunque los episodios de corrupción nunca cotizan de forma favorable en los mercados.
B.C.: Respecto a la inestabilidad política, los resultados electorales en Italia han puesto en alerta a los mercados y la prima de riesgo española se ha disparado hasta los 412 puntos, ¿por qué la posible inestabilidad e ingobernabilidad italiana afecta directamente a la percepción de España?
E.O.: De la lectura de los resultados electorales se deduce que las opciones más partidarias de contestar las políticas oficiales de la eurozona, o incluso de salir de ella han salido victoriosas. Por lo tanto es esto en mayor medida lo que se está cotizando en los mercados, la posibilidad de que la tercera economía de la eurozona abandone la moneda única.
B.C.:Pero ¿por qué el miedo a que Italia pueda abandonar el Euro afecta a España?
E.O.: El abandono de cualquier economía de la eurozona pondría de manifiesto la proximidad para que, con similares condiciones, España pudiera actuar de la misma manera. No olvidemos que detrás de la contestación a las políticas económicas en Italia está la incapacidad para que esa economía crezca y reduzca la tasa de desempleo con políticas basadas en la austeridad. Las coincidencias entre las terapias que están soportando la economía española y la italiana son suficientemente importantes como para que los mercados de bonos apliquen el refrán de que cuando vean las barbas del vecino cortar, se pongan las suyas a remojo.
B.C.: Entonces, si los mercados piensan que Italia será inestable a corto plazo y eso afecta a la percepción de España es porque los mercados creen que nuestro país es inestable.
E.O.: Claro. España tiene denominadores comunes con Italia. El primero, que está en el foco de los mercados de bonos. En segundo lugar, que está aplicando unas terapias de consolidación fiscal de restricciones presupuestarias que se están traduciendo en una mayor tasa de desempleo y menor tasa de crecimiento. Por eso, cualquier episodio que amenace con fragmentar la eurozona amenaza a las otras economías que cuentan con una vulnerabilidad equivalente a la italiana.
B.C.: En resumen, los inversores ¿cómo perciben a España?
E.O.: Como a una economía en recesión, que no crece, que no crea empleo, que está convirtiendo su elevado nivel de endeudamiento privado en endeudamiento público y aun cuando las autoridades traten de cumplir los mandamientos de Alemania y la Unión Europea es una economía que puede tener dificultades para abandonar la recesión. Además, me permitiría decir que, hoy por hoy, ven con inquietud los episodios de corrupción, que se vislumbran como un elemento que deteriora la marca España.
B.C.: Actualmente, la buena reputación es central para la buena salud de las economías. En España los episodios de corrupción son el pan nuestro de cada día, pero ¿qué papel juega en la imagen exterior y en la percepción?
E.O.: Juega un papel muy importante porque la corrupción es una manifestación de una insuficiente calidad de las instituciones por tanto,
deteriora de manera muy significativa la imagen de esas instituciones y la imagen política de España; pero su impacto en la economía afecta cuando esos episodios de corrupción pueden influir negativamente en la gobernabilidad de un país.
B.C.: A día de hoy, España no tiene problemas muy graves de gobernabilidad. ¿La mayoría absoluta de gobierno frenaría los efectos de los escándalos de corrupción?
E.O.: Se podría decir que a diferencia de Italia la existencia de una aritmética parlamentaria que permite la gobernación actúa como un amortiguador de la prima de riesgo. Esto no quiere decir que tengamos que ser condescendientes, sino que simplemente la percepción de la corrupción que tienen los inversores está muy vinculada a la posibilidad de gobernabilidad.
B.C.: ¿La corrupción condiciona la salida de la crisis?
E.O.:¿Qué duda cabe? La confianza se ha convertido en una forma de capital en la economía, el capital social. La confianza que los ciudadanos tienen en sus instituciones es esencial para que se tomen decisiones de inversión y para que los empresarios creen empleo. La corrupción es un factor de perturbación que pone de manifiesto que la clase política no siempre tiene intereses por el bien de su país. Es inequívocamente adversa para garantizar un crecimiento estable. De hecho, hay literatura que evidencia la existencia desfavorable de la relación entre corrupción y confianza y crecimiento
B.C.: En el artículo de Víctor Lapuente «Por qué la corrupción no se castiga» también se muestra la correlación entre corrupción y pobreza y desigualdad.
E.O.: Cuando la corrupción es política se podría decir que se da con más frecuencia en países con un desarrollo político y económico menor, donde el grado de exigencia de los ciudadanos por las decisiones de distribución es menor. También aflora en los países donde los sistemas fiscales no son del todo justos, por tanto, se podría decir que la corrupción no actúa de manera neutral en ningún aspecto a medio plazo, siempre perturba.
B.C.: Entonces, en materia económica, ¿qué medidas se deberían impulsar para poner freno a la apropiación de los recursos públicos en beneficio privado?
E.O.: En materia económica, ninguna, todas son en materia política. Lo que ocurre es que hay ámbitos económicos sobre los que podrían actuar las decisiones políticas. Por ejemplo, las decisiones sobre el fraude fiscal, garantizar la igualdad de oportunidades de las empresas que acceden a contratos públicos, acentuar la transparencia y a la información sobre la financiación de los partidos. Todo lo que sea transmitir una mayor transparencia facilita el funcionamiento de una economía.
B.C.: En España la regulación de los lobbies está pendiente. ¿Sería indispensable?
E.O.: Es razonable admitir que pueda haber grupos de interés que defiendan un determinado tipo de prioridades. Ahora bien, estos tienen que ser absolutamente transparentes y sus actuaciones, absolutamente conocidas. Lo peor es que existiendo esos grupos de interés sus acciones no estén reguladas porque en todas las democracias existen.
B.C.: Existen teorías que apuntan a una relación entre el aumento de la intervención del Estado y el aumento de la corrupción y que, por tanto, una de las mejores recetas para acabar con la corrupción sería dar prioridad al libre mercado.
E.O.: Fíjese que las economías del norte de Europa, que son las que tienen mayor capacidad competitiva y están sorteando mejor la crisis, son también las que tienen una distribución de la renta menos desigual y en las que el papel de las administraciones públicas es mayor,
y ,con todo, son las economías con menos corrupción. Lo que diferencia a las economías corruptas o no, no es tanto la dimensión del sector público como la calidad. Por tanto, la observación empírica no avala esa presunción.
B.C.: Para que España consiga transmitir confianza, ¿qué debe hacer el Gobierno?
E.O.: Mejorar la calidad de las instituciones y transmitir la decisión de su clase política de acabar con las raíces de la corrupción. Además, debe intentar influir en Europa para que se adopten políticas económicas que permitan tanto sanear las cuentas públicas como crecer. Sin crecimiento, la economía lleva camino de incurrir en un riesgo de anorexia, la anorexia destruye el crecimiento potencial y sin crecimiento potencial no hay prosperidad.
B.C.: Al margen de los deberes, ¿qué esperan los mercados de España en 2013?
E.O.: Lo que la comunidad de analistas económicos esperan es que la economía española, con las políticas económicas impuestas desde Europa decrezca. Va a descender este año lo mismo, al menos, que lo que decreció el año pasado. Esperan que el desempleo, principal desequilibrio, roce el 27% en la primera mitad de 2013 y que sea difícil recuperar, ya veremos si a partir de 2015, una tasa de crecimiento suficiente para crear empleo porque la economía española, en ausencia de un crecimiento por encima de 1.5 puntos, es difícil que crezca.
B.C.: Y para usted, ¿qué medidas deberían impulsarse para mejorar?
E.O.: Las autoridades tienen muy poco margen porque a efectos de política económica España está como si estuviera intervenida. Quizá la primera decisión sería plantearse si a cambio de este acatamiento riguroso de las terapias a ultranza de austeridad no convendría pedir la ayuda financiera. Un problema es que pagamos muchos intereses por la deuda pública. Para reducirlos, no vendría mal que el Banco Europeo nos ayudara concretando su plan de ayuda del pasado 6 de septiembre. La segunda actuación es hacer valer ante las autoridades europeas que en España ya estamos ajustando y sufriendo los rigores de una consolidación fiscal excesiva. Entonces sería bueno que, al igual que en Estados Unidos o en Japón, se combinaran políticas que sanearan las cuentas públicas a medio plazo pero que estimularan el crecimiento económico.
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