Con la violencia sexual, se castiga a la mujer —relegada a la esfera privada y excluida del espacio público—por transgredir los mandatos de género, establecidos por la sociedad patriarcal.

Durante siglos se ha empleado la violencia sexual como método de represión política y social en Gobiernos autoritarios y en algunas democracias, aunque en este caso en menor medida. Este tipo de violencia era considerada como inevitable y casi normal en guerras y conflictos políticos armados. «La violación era una conducta más de agresión contra los enemigos que vulneraba su dignidad y su moral y de paso gratificaba las necesidades sexuales de los vencedores».
La historia habla por sí sola
En el pasad,o las dictaduras latinoamericanas torturaron mediante la violencia sexual a muchos hombres y mujeres, ensañándose principalmente con estas últimas por participar de un ámbito esencialmente masculino o por el simple hecho de ser pareja de un militante opositor. Un ejemplo es la dictadura chilena de Augusto Pinochet (1973-1989), que se impuso en Chile tras el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende. Los opositores al régimen fueron perseguidos y reprimidos fuertemente, en campos de detención y la tortura fue utilizada desde el primer día del golpe de estado. «La violencia sexual formó parte principal de las sesiones con que los militares de las diversas ramas buscaron castigar despiadadamente a las mujeres que se manifestaron políticamente disidentes, o que ayudaron de una u otra forma a personas opositoras” (Carrera, 2005).
La violencia sexual formó parte de las sesiones con que los militares de las diversas ramas buscaron castigar despiadadamente a las mujeres que se manifestaron políticamente disidentes.
“Por violación de los torturadores quedé embarazada y aborté en la cárcel. Sufrí shock eléctricos, colgamientos, pau-arara, submarinos, simulacro de fusilamiento, quemadura con cigarros. Me obligaron a tomar drogas, sufrí violación y acoso sexual con perros, la introducción de ratas vivas por la vagina y todo el cuerpo. Me obligaron a tener relaciones sexuales con mi padre y hermano que estaban detenidos. También a ver y escuchar torturas de mi padre y hermano que estaban detenidos. Tenía 25 años. Estuve detenida hasta 1976. No tuve ningún proceso. Región Metropolitana [Santiago, Chile], 1974. (Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, 2004: 292)
A pesar del avance de la democracia como sistema político, estas prácticas continúan ocurriendo en conflictos políticos actuales. El conflicto armado en Colombia, donde guerrilleros y paramilitares se enfrentan por el control del territorio, es ejemplo de ello. Mujeres, adolescentes y niñas han sido sujetos de violencia sexual, por ambos grupos. La violación, utilizada como método de tortura o como forma de lesionar el “honor del enemigo”, ha sido algo habitual (Amnistía Internacional, 2004). En 2008 la Corte Constitucional colombiana reconoció que la violencia sexual contra la mujer es una práctica habitual, extendida, sistemática e invisible en el contexto del conflicto armado colombiano.
“Hace dos años saliendo de Neiva [departamento de Huila] el ejercito nos bajó [del autobús]. Al muchacho que estaba conmigo lo mataron. A mí me violaron entre ocho y nueve soldados. Me dejaron en el camino, hasta que cogí un carro. Cuando llegué a Dabeiba [departamento de Antioquia] estaban los paramilitares. Dijeron que yo era de la guerrilla. El comandante de los paramilitares me violó. […] A una le toca quedarse callada… Si hablas la gente dice que una se lo busco.» (Colombia cuerpos marcados, pag.16).
En el otro lado del mundo la primavera árabe, un fenómeno observado a nivel global durante el 2011, Las mujeres aprovecharon la coyuntura política, para ser participes del espacio público y plantear sus demandas, que básicamente apelan al respeto (o implementación) de derechos que no rigen para la mujer en las sociedades árabes. Los medios internacionales -principalmente en occidente como la CBS y El País- destacaron el protagonismo de las mujeres en estas nuevas revoluciones como gestoras del cambio, como una revolución para las mujeres. Sin embargo, este intento de modificar las normas tradicionales, ha traído graves consecuencias para muchas mujeres que se han manifestado por la democracia y el respeto de sus derechos. Organismos dedicados a la defensa de los derechos de la mujer han señalado que desde que comenzaron las manifestaciones hasta la caída de Morsi, período de una semana, se reportaron 180 casos de violaciones contra mujeres (www.bbc.co.uk)
La violencia contra las mujeres es el arma mediante la que se pretende alcanzar el proyecto social islámico. La nueva era [Mohamed Morsi] resucitó una de las técnicas más oscuras de la época de Mubarak, se siguió usando la violencia contra las mujeres como herramienta política e ideológica. Magda Adly directora del Centro Nadeem de los Derechos Humanos, señala “El Gobierno está pagando a bandas para que acudan a las manifestaciones y agredan sexualmente a las mujeres, y así silenciarlas”. La actuación de los hombres es siempre la misma: rodean a una mujer, la separan de sus acompañantes masculinos, le arrancan la ropa, la manosean y la empujan hasta un lugar apartado. Los propios atacantes han reconocido que, por apenas 30 dólares, violan a las mujeres con el objetivo que abandonen las manifestaciones.
“Desde el primero minuto me encontré en mitad de 200 hombres, desnuda e indefensa. Me agarraron por todas partes, como si fuera un objeto. Un coche se detuvo a centímetros de su cabeza, aprisionando su pelo, atrapándola aún más en el infierno. Eso le ayudó a levantarme las piernas y penetrarme, mientras seguía tirada en el suelo. No tenía ni idea de cómo seguir luchando. Sin parar de golpearme, me pusieron una capucha y me metieron en el coche desnuda. Me llevaron a otro barrio, donde más hombres me rodeaban con cuchillos, palos y correas.” (Testimonio de la egipcia Yasmine el Baramawy)
Las mujeres que han sobrevivido a la violencia sexual, en las diferentes culturas, guardan silencio ante la vejación cometida en su contra. Por vergüenza, dolor, el castigo social y de sus familias, que a menudo las culpabilizan y aíslan e incluso las responsabilizan del ataque. Excepto en la violencia sexual cometida en dictaduras donde callan por miedo, pudor, negación psicológica de lo ocurrido, por no hacer sufrir a sus familiares, o la imposibilidad de manifestar el sufrimiento que portan en el cuerpo. (Amnistía Internacional, 2005; Carrera, 2005)
Desde una perspectiva de género
Con la violencia sexual, en cualquiera de los casos detallados, se castiga a la mujer por transgredir los mandatos de género, establecidos por la sociedad patriarcal. Las mujeres pertenecen a la esfera privada del hogar y el cuidado de los hijos y no a la esfera pública donde se encuentra el ejercicio de los derechos de ciudadanía, entre ellos la participación política, que apelaría a la lucha por la igualdad de derechos.
En el caso de las dictaduras el castigo que reciben es por participar activamente del movimiento político y social opositor o por ser parejas de las militantes del mismo. La violencia sexual que se comete aquí tiene elementos comunes como la que se comete en contra de las mujeres en las guerras y conflictos armados. Así los cuerpos de mujeres son atacados y ocupados como parte de una estrategia bélica de ataque al enemigo, como si sus cuerpos representaran también el territorio enemigo a ser ocupado, invadido, violentado. En medio oriente, los cuerpos de las mujeres son ultrajados como forma de represión política y social, mediante la violencia sexual debido a que es la forma de mostrarles que su lugar esta en el espacio privado y sin ninguna posibilidad de reclamar por el respeto de sus derechos. Es una estrategia mediante la cual la participación política en las calles se asocia al riesgo de ser violada, por lo tanto, serviría de mensaje también para las otras mujeres que no salen a las calles por miedo a agresiones sexuales.
Los organismos internacionales se han manifestado en contra de cualquier tipo de violencia en contra de la mujer. Así la Corte Penal Internacional, ha establecido en el estatuto de Roma, se entenderá por crimen de lesa humanidad (art.7) la violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable. Como también la persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables. En ese contexto, la violación es un ataque contra la dignidad personal y constituye tortura cuando (Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, 2004):
- Es infligida, instigada o llevada a cabo con el consentimiento o la pasividad de un funcionario público u otra persona que actúa como representante oficial;
- Busca infligir dolores o sufrimientos para intimidar a la víctima, obtener información, denigrarla o castigarla por actos reales o supuestos atribuidos a ella o a miembros de su familia o para proporcionar satisfacción al victimario bajo condiciones de abuso y desprotección absoluta de la víctima.
Algunos de los tipos de violencia sexual de los cuales pueden ser objeto hombres y mujeres, se detallan en el siguiente recuadro.
Cuando un Estado no cumple con su responsabilidad de ejercer la debida diligencia para prevenir, castigar y erradicar la violencia sexual y de género, el mensaje que está lanzando es de tolerancia o incluso de aprobación de esta práctica. Con su silencio e inacción ante los abusos, el Estado los tolera y fomenta la comisión de nuevos delitos (Amnistía Internacional, 2004).
Referencias
Amnistía Internacional (2004). Colombia Cuerpos marcados, crímenes silenciados. Artes Graficas ENCO, S.L (Madrid).
BBC Mundo (8 de julio de 2013). “Los abusos sexuales detrás de las protestas en Egipto”. BBC Mundo. Recuperado en http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/07/130705_egipto_abuso_sexual_mujeres_protestas_ch.shtml
Carrera, Carolina (2005). Violencia sexual como tortura durante la represión política en Chile. Revista Mujer Salud 1/2005. Red de Salud de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe.
Castillo, Mónica (2012). ¿Primavera de mujeres?. Trans-pasando Fronteras, 2 (87-95). Cali, Colombia: Centro de Estudios Interdisciplinarios, Jurídicos, Sociales y Humanistas (CIES), Universidad Icesi.
Achmawi, Randa (2011). El papel de las mujeres en la Primavera Árabe. Quaderns de la Mediterrània 16 (273-281).
Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (2004). Informe sobre Prisión Política y Tortura.
¡Los serres humanos en su peor encarnación! ¿Y donde halla la ética y moralidad de cada persona individuál en estas casos? ¡No puede ser que solo un regímen, un capitán, un grupo de personas … puede provocar tal comportamiento en una persona! : En cada situación había un individuo (ejecutór(a)) que dejaba su principios principales de ética y moralidad atrás…
Estaba escribiendo mi vergüenza sobre los autores de estos actos inhumanos y hasta que punto la responsabildad de una sociedad, govierno, ejercito,… llega y a que punto comienza la responsabilidad individual, quando, en buscando tras ´google´ la tradución de los palabras flamencas en español ´ética´ y ´moralidad´ encontraba ese articulo : http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_la_cárcel_de_Stanford – y comprendi : no solo el individual que actua en esas casos es responsable tras su propió ética o moralidad, pero (sino más, al minimo igual*) tambien responsable esta este gobierno, sociedad, ejercito, … en el nombre de qiuen se hace esos horrores.
*El hecho que los hombres son por un gran parte ´seres seguidores´ implica que una sociedad, gobierno o todos los en poder legislativo tienen una responsabilidad aplastante en eso.