Europa 2015: El año de la encrucijada

DEMOCRACIA: Europa se encuentra en un año crucial. En 2015 están convocados, por el  momento, 15 procesos electorales, 9 de los cuales serán elecciones generales que pueden alterar el actual equilibrio de fuerzas y amenazar los rasgos estructurales del espíritu europeo. No se trata sólo del modelo económico, sino también del modelo social, político y geográfico. Europa puede estar a punto de cambiar y aún no se sabe hacia dónde. 

Álvaro M. Barea Ripoll

Calendario electoral 2015 en países miembros de la UE / Elaboración propia. Fuente: Passim

Uno de los hechos inexorables de la vida es que el futuro —ya sea a corto, medio o largo plazo—es, en mayor o menor medida, una incógnita y debemos lidiar con esa incertidumbre en nuestro presente, en nuestro día a día. Lo mismo ocurre con aquello que depende de nosotros, y más incierto aún resulta aquello que depende de más de una persona. Cuanta más gente, menos claro. Esta idea es el fundamento de cualquier tipo de análisis predictivo de cualquier aspecto de la política, de ahí que la inmensa mayoría de los análisis políticos con fundamento se orienten al pasado o al presente.

No podemos, por tanto, asegurar cómo será la Europa de 2016, pero podemos –eso sí— anticipar ciertos puntos de inflexión en los que el futuro de Europa va a conformarse. Un buen modo de hacerlo, por ejemplo, es fijar nuestra atención a los procesos electorales que se dan en elseno de la Unión Europea durante este año 2015; procesos en los que hay bastante en juego.

Grecia

Las elecciones presidenciales griegas convocadas, de forma anticipada, para el 25 de enero son la más inmediata preocupación para los europeos. La difícil situación económica de Grecia sumada a la inestabilidad política y al choque de trenes entre las pretensiones de la troika europea y el programa del partido favorito en las encuestas griegas –SYRIZA— constituye una disyuntiva fundamental al modelo sociopolítico europeo. No sólo está en juego la gobernabilidad de Grecia, sino la estabilidad del euro y el modelo socioeconómico de la unión. Supone el primer campo de batalla electoral entre el modelo europeo de ajuste fiscal y un modelo alternativo de bienestar social que, de triunfar en Grecia, podría extenderse por todo el sur de la unión.

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Las relaciones entre Grecia y la UE pueden tensarse aún más tras las elecciones de enero / Fuente: Consejo Europeo

La incertidumbre del escenario postelectoral —teniendo presente, además, que Grecia podría necesitar un tercer rescate financiero en el primer trimestre de 2015 con independencia de lo que ocurra en los comicios de enero— ha dado pie a una batalla en el campo de la opinión pública en la que se barajan situaciones extremas —desde el impago de la deuda griega hasta la expulsión de Grecia del euro y su bancarrota por cierre de crédito—en la que no faltan las amenazas desde la izquierda radical griega y los países acreedores de la unión, con Alemania como mayor exponente. Pareciera que los griegos están llamados, en este sentido, a elegir entre el caos conocido y el caos como alternativa.

Francia

En principio las elecciones departamentales francesas no deberían alterar el mapa político europeo, pero los atentados de París y el progresivo auge del Frente Nacional de Marine Le Pen darán a estos comicios una relevancia especial en cuanto al modelo europeo de integración y seguridad. El 17 de marzo Francia responderá en las urnas a la disyuntiva que ahora se le ofrece: integración o persecución a las minorías. Si bien el aumento de la popularidad del presidente Hollande tras su gestión durante los atentados y la postura de responsabilidad de Estado desde la oposición que tomó la UMP de Sarkozy podrían abogar por lo primero, el ascenso del FN hasta llegar a ser la primera fuerza política de Francia en intención de voto augura una mayor tensión étnica en Francia.

Reino Unido

Las elecciones generales del 7 de mayo en Reino Unido serán de enorme relevancia a nivel europeo. El actual primer ministro, David Cameron, adelantó ya en 2014 que, de ganar estas elecciones el Partido Conservador, convocará un referéndum sobre la permanencia británica en la UE. Si bien la mala gestión de Cameron del referéndum escocés y el hecho de que Escocia —bastión laborista—también vota en estas elecciones le hacen estar un punto por debajo del Partido Laborista, el auge del partido antieuropeísta UKIP y la debacle del partido liberal —que, si bien hoy es socio de gobierno de Cameron, podría apoyar al Partido Laborista de ganar éste en mayo—hacen que un gobierno de coalición conservadora y euroescéptica sea posible.

En ese caso, la convocatoria de un referéndum sobre la permanencia británica en la UE podría dar lugar a una Europa sin Reino Unido, cuyas consecuencias serían muy perjudiciales para la UE. Londres es el país con mayores perspectivas de crecimiento en 2015 de toda la unión, donde vive y trabaja gran cantidad de ciudadanos de la unión, y mediante el cual Europa goza de fluidas conexiones con EEUU y los países miembros de la Common Wealth. Perder semejante puntal sería otra piedra más en el saco de las inestabilidades que, en el peor de los casos, podrían ahogar el proyecto europeo.

España

Este 2015 es un año crucial para el escenario político español. Un partido creado en 2014, Podemos, figura ahora como primer partido en intención directa de voto en las encuestas, lo cual —como poco—va a alterar con toda seguridad el tradicional sistema de partidos español. Si bien hasta ahora la gobernabilidad de España descansaba en dos grandes partidos con ocasionales apoyos de partidos minoritarios, ahora la gobernabilidad se jugará entre tres.

Alexis Tsipras (SYRIZA) y Pablo Iglesias (Podemos) hacen campaña por un movimiento europeísta alternativo desde el sur / Fuente: Fanis Xouryas
Alexis Tsipras (SYRIZA) y Pablo Iglesias (Podemos) hacen campaña por un movimiento europeísta alternativo desde el sur / Fuente: Fanis Xouryas

La irrupción de Podemos no se limitará a las elecciones generales previstas para finales de año, sino que también afectará a las elecciones locales y autonómicas –ya sea presentándose directamente a las autonómicas o incluyéndose en la coalición Ganemos para las primeras—, con especial relevancia en Andalucía y Cataluña, donde el statu quo puede verse alterado por la entrada del nuevo actor. Andalucía, con elecciones adelantadas, sometería a examen la fidelidad del granero electoral socialista andaluz, que puede fragmentarse a favor de Podemos y dar ventaja, paradójicamente, a un PP debilitado.

Cataluña merece mención aparte, puesto que el órdago independentista tendido por Convergencia y Esquerra Republicana mantiene la cuestión soberanista candente por otro año más —no olvidemos que la campaña electoral comenzará el día después de la Diada del 11 de Septiembre— al mismo tiempo que Podemos irrumpirá en el escenario político catalán. Y esto último adquiere importancia en base al cambio de discurso de esta formación conforme ha ido ganando opciones a la gobernación nacional. En el programa para las elecciones europeas de 2014, antes de constatar su auge, se planteaba un apoyo a la consulta catalana mientras que en 2015 el término empleado y repetido es “proceso constituyente”, el cual es empleado también para otras cuestiones y, por tanto, ha de ser concretado aún.

Lo que está claro es que la relevancia de Podemos en el panorama español podría suponer una tendencia —si recordamos la preponderancia de SYRIZA en Grecia— en el sur de Europa que contrastaría fuertemente con una Alemania enrocada en las políticas de ajuste fiscal, un Reino Unido euroescéptico y una Francia nacionalista.

Portugal

Tras salir del programa de rescate financiero al que tuvo que someterse, la situación política portuguesa parece no seguir los ejemplos griego y español. Los sondeos, a enero, auguran un cambio de gobierno del centro derechista Partido Social Demócrata al centro izquierdista Partido Socialista, albergando la posibilidad de que pequeños partidos como la izquierdista Coalición Democrática Unitaria o el derechista Centro Democrático Social–PP den la llave de la gobernación.

Aunque parece que habría alternancia en el gobierno, el sistema de partidos portugués no se vería en principio amenazado, lo cual serían buenas noticias para las autoridades europeas.

La Europa del euro se ve amenazada por inestabilidades económicas y tensiones ideológicas opuestas / Fuente: Patrick
La Europa del euro se ve amenazada por inestabilidades económicas y tensiones ideológicas opuestas / Fuente: Patrick

Dobles elecciones: Croacia y Polonia

Si bien Polonia y Croacia no plantean a priori tantos quebraderos de cabeza como los europeos occidentales, ambos países convocan para 2015 elecciones presidenciales y elecciones legislativas, lo cual podría dar apoyos a una u otra concepción europea que están en conflicto.

Croacia decidió en sus presidenciales de enero un cambio hacia el conservadurismo con la elección de Kolinda Grabar-Kitarovic como primera presidenta del país, lo que ha reforzado las posiciones de su partido, Unión Democrática Croata, de cara a las legislativas de noviembre. Por su parte, Polonia se mantiene en la incertidumbre debido a la cercanía de resultados entre la gobernante Plataforma Cívica de Ewa Kopacz —sucesora del ahora presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk— y el ganador de las últimas elecciones locales Ley y Justicia de Lech Kaczyński. Las presidenciales de mayo concretarán dicha cercanía y ayudará a analizar las expectativas de las legislativas de octubre.

En todo caso, la disyuntiva en Polonia –debido a su pasado bajo dominación soviética—se limita a derecha moderada o derecha, por lo que a grandes rasgos la posición polaca en el seno de la UE seguirá siendo la misma.

Elecciones en el Báltico: Dinamarca, Finlandia y Estonia

Tanto Dinamarca como Finlandia y Estonia convocan elecciones generales para 2015. En Dinamarca, las elecciones los sondeos dan ventaja momentánea al Partido Liberal, si bien prevén que probablemente sea el Partido Socialdemócrata quien acabe ganando y se mantenga en el gobierno, curiosamente, por influencia de la socialdemocracia sueca.

Finlandia contempla un escenario complejo, propio de un sistema multipartidista donde hay hasta cuatro partidos con aspiraciones gubernamentales. A principios de año, la caída de popularidad del gobierno liberal de Alexander Stubb ha conllevado al auge del conservador Partido de Centro, el cual se distingue por su postura europeísta ambivalente al componerse de europeístas y euroescépticos al mismo tiempo. Con todo ello, su especial relación con Rusia, cuyas relaciones con la UE son en este momento gélidas, dan más relevancia a las elecciones finesas de la que a priori podría pensarse.

Estonia, finalmente, augura continuidad en su parlamento en una previsible renovación de la coalición mayoritaria entre el gobernante Partido Reformista y su socio el Partido Social Demócrata, por lo que mantendrá en principio su discreto papel en los asuntos comunitarios.

Observamos en definitiva que el europeísmo, tal y como se concibe desde las instituciones europeas, deberá batallar en dos frentes. Por un lado está naciendo un movimiento transnacional en el sur muy crítico con el modelo socioeconómico de la unión, mientras que en el centro y norte de Europa cogen fuerza movimientos xenófobos y euroescépticos. La ya de por sí criticada Europa de los recortes deberá decidir si cede en alguno de los frentes y, si lo hace, por cuál. En cualquier caso, lo único que se puede afirmar con seguridad es que la Europa de 2016 es, de momento, toda una incógnita.

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